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“Libertad de Expresión”: un derecho que en México cuesta la vida

Mujer con la frase no silencio pintada en la cara a modo de protesta

En pleno siglo XXI, y pese a ser un período de grandes cambios, en México ser periodista significa estar condenado. Hoy por hoy, es una de las profesiones más riesgosas debido al alto número de asesinatos contra quienes ejercen el derecho de informar. De ahí que, a mi parecer, la tan mencionada “Libertad de Expresión”, que se conmemora este 7 de junio, sea solo una frase rimbombante, carente de sustancia, y muy lejana de la realidad.

Pero para quienes aún consideran que soy un tanto exagerada con mi introducción, pasemos a los números, esos datos que son fríos y crudos, en los que no hay cabida para discursos políticos.

De acuerdo con el Comité de Protección para Periodistas (CPJ), una asociación independiente y sin fines de lucro; México ocupa el primer lugar en América Latina en cuanto a periodistas asesinados.

Y la situación solo se agrava. Según datos de la UNESCO, México, con 7 periodistas asesinados en 2024, ocupa el tercer lugar a nivel mundial, solo por debajo de Palestina, que registró 18, y Pakistán, con 8. Esta cifra fue la misma que en 2023, aunque en 2022 alcanzó un número alarmante con 19 asesinatos.

Si bien las cifras varían entre dependencias debido a la clasificación de los casos, todas concuerdan que en México, ejercer periodismo es sumamente peligroso, no solo por los asesinatos, sino también por el alarmante número de desaparecidos, de acuerdo con la organización Reporteros Sin Fronteras, en 2024 el balance fue de 30.

Y ni que hablar de la impunidad. En este apartado, México también figura entre los diez países del mundo con el peor historial, ya que el 80 % de los casos quedan impunes, según reveló Cristina Zahar Eggers, coordinadora del programa de América Latina del CPJ.

Pero el periodismo en México no solo está en foco rojo por el tema de violencia, asesinatos, y censura -muchas veces autoinfligida por miedo a convertirse en una víctima más-; también es una profesión precaria.

De inicio, el salario promedio es bajo, incluso para los que trabajan en corporativos; para los medios independientes la situación es mucho peor.

Las jornadas laborales, en muchos casos, exceden las 48 horas semanales. Esta situación mejora si se es independiente, pero entonces te olvidas de las prestaciones y la seguridad social. Y por desgracia las enfermedades no se olvidan de uno, y menos si le sumamos los años y el estrés que genera tan apasionante profesión.

La lista de contras para el periodismo es larga. Por ello solo puedo decir que quienes nos dedicamos a este oficio lo hacemos por pasión; por el deseo, pese a todo, de aportar a la sociedad; por un mejor mañana, quizás no para nosotros, pero sí para los que vienen detrás.

Así que sí, para mí, la Libertad de Expresión está muy lejos de ser una realidad, al menos en nuestro querido México.

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